lunes, 14 de julio de 2014

Capitulo IV. Diario

Diario de Alejandra-
02 de enero.
Tuve un día de lo más extraño hoy, es como si mi vida tratara de re acomodarse drásticamente, Dios sabe que lo necesito, pero es demasiado drástico.

Hoy fue el día que estuve esperando durante dos meses, creo que este día marcara mi vida de una manera muy significativa, después de la muerte de mis padres, claro, y no solo porque fue hoy fue el día en el que me realice la prueba. Sino porque conocí a un chico tan lindo. Cuando lo vi en el camión esta mañana por un momento se me olvidaron todos mis problemas, no sentí miedo, ni dolor, ni angustia, en verdad fue magnifico sentir esa sensación de paz. Se llama Angel.

Me paso algo realmente extraño mientras estaba en el laboratorio. Tuve un recuerdo de esa noche. No me había pasado de día, siempre mis recuerdos son de noche mientras duermo a manera de sueños, mejor dicho horribles pesadillas. Es como si mi pasado no me quisiera dejar en paz, me atormenta siempre, cada recuerdo es más detallado, más horrible incluso creo que mi imaginación cada vez se empeña por hacerme sufrir más, agregándole imágenes extra a mis sueños-recuerdos, terminare vuelta loca, mi vida se fue a la basura en muy poco, tres meses es muy poco tiempo para asimilar tantas desgracias.

Por eso me vine aquí, huyendo de mis recuerdos, deje a mi familia (a lo que queda de ella), me quiero hacer una nueva vida, lejos de los recuerdos, lejos de quien me quiere hacer daño. Pero creo que mi vida me seguirá persiguiendo, porque hoy me encontré con un policía de los que me interrogaron esa noche, claro él no me recuerda pero yo si a él. Bueno eso creo.

Justamente después de encontrarme al policía, como si hubiera llegado a extinguir el fuego que destruía mi alma y cubría todo con recuerdos brumosos, apareció él de nuevo, Ángel, frente a mí con su linda sonrisa, no lo puedo creer me invito a tomar un helado en el parque, algo cursi y trillado para mi gusto, pero me fascinó, me sentí libre de nuevo y de nuevo gracias a él.


Es un chico muy simpático, habla demasiado, pero te hechiza con su voz, es tan lindo, su forma de pensar y su forma de mirar la vida por un momento me atraparon, me quería quedar con el mucho tiempo, conocerlo y seguir a su lado siempre. Pero tuve que volver a la realidad, soy un peligro para todos y tengo que tener siempre en claro eso, bueno dependerá de los resultados de mi prueba.

capitulo III. El helado

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-Discúlpeme señorita, estaba pensando en otra cosa y la verdad no la mire, ¿se ha golpeado?- dijo el joven.
-No, n-no me he golpeado- se puso de pie Alejandra sin prestar atención al sujeto que le tendía la mano para ayudarla pero mirando muy atenta su rostro. Era muy apuesto, y no era más de tres años mayor que ella. Su cabello castaño y su corte militar lo hacía mirarse elegante y casual a la vez, iba vestido con ropa de ¿policía?

¿Sería de los policías con los que hable esa noche? ¿Uno de tantos que me interrogaron?, no, no creo, pero ¿por qué creo reconocer esa voz de esa noche?

No podía creer lo que había visto, justo al dar la vuelta en la esquina de la zapatearía, miro como una muchacha chocaba con un policía que iba caminando mirando a cualquier parte menos al camino. Y como esta iba a parar hasta el suelo con un golpe seco al chocar con el enorme policía. Pero lo que le había sorprendido, fue justo  al ver el rostro de la muchacha se dio cuenta de que era Alejandra la que había caído al suelo.
Se había quedado parado en el lugar esperando el momento en el que ella estuviera sola de nuevo. Algo en su mente se esforzaba por creer que era la fuerza del destino la que lo había hecho caminar sin rumbo durante casi media hora. Aunque le gustaba caminar, no le agradaba mucho hacerlo solo, al menos no en el centro de la ciudad. Pero algo en su pecho, lo había conducido al parecer sin un rumbo hasta ese lugar, donde encontraría a la chica con la que había sido tan grosero.  Era su oportunidad para enmendarse.

El policía se estaba marchando, pero ella seguía parada en el mismo sitio,  sumergida en sus pensamientos y completamente desconectada del mundo que seguía su curso a su alrededor. Estaba tan adentro de sus pensamientos que no se dio cuenta del joven que se acercó a ella para saludarla.
-Hola Alejandra- dijo Ángel. Con una sonrisa en su rostro y un paquete en la mano.
Alejandra fue arrancada de sus pensamientos de golpe, otra vez; pero ahora no se esforzó por regresar a ellos. El joven que la saludaba lo hacía de un modo familiar. De pronto recordó tanto el nombre como al dueño.
-¡Ángel!-dijo Alejandra casi gritando por la sorpresa. Y al instante se sonrojo. No debió haber gritado eso. El color de su piel aumento al darse cuenta de que Ángel también se había ruborizado.
-Disculpa, no quise molestarte- dijo Ángel- es solo que, quería saludarte, sé que no nos conocemos mucho, bueno realmente solo cruzamos tres palabras o… ¿serian cuatro?
-Creo que fueron más y además me golpeaste al correr por encima de mí- dijo jugando Alejandra, pero al ver que el joven se incomodaba ante el comentario siguió- es broma, entiendo, tenías prisa, no te preocupes…
-Pero en verdad fui demasiado grosero, déjame compensarlo…- en ese momento deseo no haber dicho eso, estaba siendo demasiado atrevido, que es lo que pensaría ella de él, pero ya no podía retroceder- digo, te invito un helado, o algo y platicamos…- en verdad lo había echado a perder.
Una alarma interior se había encendido en Alejandra y estaba a punto casi de correr, no se sentía segura con nadie y menos con un hombre. Pero no se podía ir, algo se lo evitaba, una parte de ella estaba encantada con la invitación, y esa parte al parecer era muy fuerte. En su mente se debatían dos decisiones. Irse o comer helado. Por una parte el no parecía que fuera un malandrín, ¿pero cómo saberlo? Y un helado no le cae mal a nadie. Pero la alarma interior estaba encendida y no la podía ignorar.
-Está bien, conozco unas muy ricas en el parque de por haya- dijo una voz, pero ¿acaso fue la de ella?, por un momento creyó que había sido alguien más quien había respondido pero al ver la sonrisa en el rostro de Ángel regreso a la realidad, regreso a ser consciente de su cuerpo y de sus palabras.>>


Capitulo II. recuerdo

Por poco y no alcanzaba a llegar a clase, casi había corrido seis cuadras sin detenerse. Todo por haberse quedado dormido y por haberse embobado con  una chava que muy probablemente nunca volvería a ver. Por Dios que grosero fui, ni siquiera me despedí de ella, me baje sin decir una sola palabra. Un remordimiento fugaz se aproximo a él de pronto, pero en un momento desecho la idea y junto con él, también al sentimiento.
Su día de clases había terminado y lo ocurrido en la mañana solo era un recuerdo que pronto olvidaría. Se encontraba en la cafetería de la escuela esperando su comida, en verdad tenia hambre, no había alcanzado a desayunar. Mientras esperaba, hecho un vistazo rápido a su alrededor y comprobó que la cafetería se encontraba casi bacía. Parece que hoy me toca estar solo todo el día. Sonrió ante la ironía y pensó en que solo faltaba que Alejandra se apareciera en el lugar con sus hermosos ojos negros, su linda sonrisa y algo indignada por los malos modales que mostró en la mañana.


-Buenas tardes doctor-
Alejandra saludo al doctor con una mano demasiado temblorosa. No era para menos, tenía motivos para estar nerviosa.
-Muy buenas tardes, tome asiento por favor- el doctor ya era mayor y en su rostro se dibujaba la experiencia- ¿está segura de querer hacer esto?
Los recuerdos abordaron la mente de Alejandra detonados por la pregunta del doctor. De pronto ya no se encontraba en el consultorio del doctor. Estaba en su casa, completamente sola, sentía mucho miedo pero tenía que bajar a revisar la puerta que había olvidado cerrar. La casa se encontraba vacía, hacia un par de meses que habían fallecido sus padres en el accidente y era la primera vez que se quedaba sola en casa, siempre la acompañaba su prima María con ella, pero esa tarde Alejandra le había dicho que ya no era necesario que se quedara a hacerle compañía, a lo cual María acepto a regañadientes (después de un discurso de Alejandra sobre su habilidad de cuidarse sola, claro), en verdad no le agradaba la idea de dejar sola a su prima y menos después de que hacia tan poco tiempo de lo de sus tíos.
Había girado en el pasillo para llegar a la sala, su casa era grande y muy espaciosa con varias habitaciones y pasillos extensos y oscuros. Después cruzó la puerta de entrada a la cocina y miro algo que le heló la sangre. La puerta estaba abierta de par en par. Si recordaba que no había puesto el seguro, pero no haberla dejado en ese estado, se había vuelto un poco descuidada, pero eso rallaba lo normal. Jadeando del miedo y la preocupación se metió la mano al bolsillo del pantalón y saco su teléfono y comenzó a presionar teclas rápidamente.
-¿señorita, se encuentra bien?- pregunto el doctor de nuevo, haciendo que Alejandra despertara de sus profundos recuerdos-¿está segura de querer hacer esto?- le pregunto de nuevo.
¿Que si estoy segura?, por Dios, !!Claro que lo estoy¡¡
-si doctor, estoy completamente segura, por eso estoy aquí.

Es difícil decirle que no a una mamá, en especial cuando se pone tan persuasiva. Lo había amenazado con no dejarlo salir con sus amigos en un mes si no hacia el encargo que le había hecho. Tenía que ir al centro de la ciudad a recoger un paquete en una librería. Así que se encontraba sentado en un camión pensando en por que su mama no había enviado en el coche a su hermano mayor. Pero de pronto algo se había venido a su mente a la velocidad de un rayo, y como tal había desaparecido. Los bellos ojos de Alejandra se habían dibujado en su mirada y al instante había pensado en otra cosa y por mas que se esforzaba por recuperar la hermosa imagen en su mente, no lo lograba. Se encontraba desconcertado; ¿Por qué había recordado a la joven que solo había visto una vez en su vida? La joven con la que apenas había cruzado palabras, con la que había sido tan grosero y lo más importante ¿Por qué se esforzaba en recordarla de nuevo?
Por unos minutos quedo mirando pasar imágenes tras imágenes por la ventana del autobús en movimiento. Divagando, pensando en mil cosas al mismo tiempo y a la vez en nada. No quería pensar en la joven. Unos minutos después se encontraba saliendo de la librería con el paquete en sus manos. Era tan obvio que el contenido del paquete fuera un libro. Después de echar un vistazo a uno de los aparadores de la librería comenzó a caminar sin un rumbo. No sabía a dónde se dirigía, pero sentía como que algo lo llamaba.

Hacía ya media hora que había salido del consultorio del doctor y se había dedicado a caminar pensando en lo que podría revelar la prueba que se acababa de realizar. Había tantas posibilidades de que su vida cambiara tan de pronto. Y todo por un error suyo, un descuido, un maldito descuido, que puede acabar con lo que soy.
Pum.
Se encontraba en el suelo con la frente adolorida. Había chocado con alguien por distraída,de nuevo por distraída, ¡maldición!.
-disculpe señorita- dijo una voz que ella ya había escuchado antes- estaba caminando distraído y no me fije en usted, en verdad discúlpeme- en su vos se notaba la pena.

Alejandra alzo la mirada con el rostro ruborizado por la pena. Claro que conocía al dueño de la linda voz.>>

lunes, 7 de julio de 2014

capitulo I- así comienza una verdadera historia de amor.

En verdad se le había hecho tarde. Mas de lo normal. "si llegas tarde una vez más, ya no se moleste en volver jovencito", recordaba las palabras de su profesor con furia e impotencia. No podía permitirse llegar tarde de nuevo.
Si hubiera recordado poner la alarma antes de dormirse, en ese momento no tendría que ir casi a trote asta la parada de camiones rogando al cielo por que pasara uno pronto para salvar su calificación en historia.
Justo en el momento en el que se acerco a la parada de camiones se había detenido el camión que lo dejaría justo en la puerta de su escuela. mi suerte esta cambiando. Pensó mientras le entregaba el cambio al conductor, y echaba una ojeada rápida al interior del vehículo. en verdad lo extraño el hecho de que estuviera totalmente vació. A excepción de él y el conductor, no había nadie. Genial, así no se detendrá a dejar a nadie, solo 15 minutos y llego a la escuela. se sentó en uno de los primeros lugares que había y espero a que el camión completara su recorrido. ansioso por llegar a la escuela, en verdad no quería reprobar, y su profesor ya se la había sentenciado, una falta mas y cuello.
se encontraba tan concentrado en sus propios pensamientos y preocupaciones que no se percato de que el camión se había detenido por un pasajero a tan solo cuatro cuadras de llegar a su escuela.
- ¿puedo sentarme en este lugar?- escucho una linda voz de mujer-
- eh?...- titubeo pensativo- claro, por que no?- se paso rápidamente al asiento del  lado de la ventanilla, echando un vistazo al resto del camión, estaba completamente vació.
tan pronto se sentó la muchacha, llego a él un delicioso aroma a jazmín, y no pudo evitar voltear. la joven era en verdad bella, tenia unos lindos ojos grandes y negros que combinaban a la perfección con su cabello castaño oscuro. su piel morena clara hacia que sus hermosos labios resaltaran con un rosa verdaderamente hipnotizarte. llevaba colocado en su cabello únicamente un listón de color rojo que le daba un toque sencillo y a la vez cautivador. en verdad no necesitaba mas adornos, era por si sola hermosa.
la joven al sentir que la observaban volteo y le sonrió.
- es que soy nueva en la ciudad, y en verdad no me siento cómoda viajando sola, aunque sea en camión-
-como?- dijo el pobre hipnotizado, que estaba reaccionando al escuchar la voz de la joven.
- por eso me senté aquí contigo, el camión esta solo- señalo al resto del lugar con la mano- y no me gusta viajar sola,... pero si te molesta me puedo mover de lugar...-
-no,no,no espera nada de eso...- su reacción fue excesivamente desesperada, y al darse cuenta sintió como a su piel morena se le subía a un tono tinto por la vergüenza-
-esta bien, pero me tienes que decir como te llamas amenos- dijo la joven sonriendo y sintiéndose un tanto alagada y divertida por el tono que había adquirido aquel muchacho.
-claro, pero tu dime el tuyo primero- dijo fingiendo naturalidad y esperando a que su rostro recuperara su color normal.
- me llamo Alejandra-
-yo me llamo Angel, mucho gusto Alejandra, en verdad tienes un lindo nombre- dijo el joven sonriendo.
ella le regreso la sonrisa y se le subió un poco el color.
- pues normalmente los que se llaman Angel, son unos demonios- dijo bromeando la joven.
- pues yo no soy uno, en verdad, bueno, depende verdad- dijo primero nervioso y después rematando en tono burlón.
- oye Angel, y a donde te diriges?-
-a mi escuela... no puede ser- se dio cuenta de que hacia varias cuadras que la habían pasado, instintivamente se puso de pie y bajo del camión sin si quiera despedirse de la joven...