viernes, 6 de marzo de 2015

LA NOTA

CAPITULO 10.
¿Cómo esta ella doctor?- Ángel apenas pudo reunir la cordura suficiente para formular la pregunta.
No obtuvo respuesta alguna del doctor salvo una mirada sumamente inquietante y Ángel se imaginó que esos mismos ojos los han visto muchos familiares de pacientes antes de recibir la peor noticia de todas. Ángel sintió como la sangre se le congelo y una lagrima salda y fría brotaba de sus ojos.
No te preocupes, pronto la veras- respondió el doctor, tal vez al darse cuenta del dolor que sentía ese pobre muchacho, mientras el policía mantenía la mirada fija en el joven sin pronunciar palabra alguna.
El oficial quiere hacerte unas preguntas, ¿serias tan amable de responderlas?-dijo el doctor con un tono tan distinto que pareciera que era otra persona la que hablaba en este momento, al ver que Ángel solo se limitó a asentir con la cabeza el policía prosiguió con su interrogatorio con un tono autoritario que no logro más que confundir más a Ángel.
Mientras respondía una a una las preguntas de el policía con un esfuerzo que le parecía sobrehumano, Ángel poco a poco se fue alejando de la sala de espera del hospital, y comenzó a revivir los sucesos de ese día, con cada palabra que salía de su boca, mas perturbadora le parecía su historia.

Desde el momento en que se despertó esa mañana tenía la sensación de que este sería un día diferente a los demás, no tenía idea de lo que le esperaba. Ángel se había levantado temprano y se había preparado un desayuno ligero comparado con los que acostumbraba los pocos días que desayunaba en su casa. Después del desayuno se había encerrado en su habitación para escuchar música y mirar algunos vídeos en YouTube. De un tiempo a la fecha se había vuelto asiduo de las teorías de conspiración y aunque no se las creía completamente le llamaba mucho la atención la imaginación que podían tener algunas personas, pues muchas de esas teorías eran sumamente creativas.
Serian cerca de las once de la mañana cuando su teléfono celular hizo algo que no acostumbraba hacer: timbro. Era Alejandra, tu tono dulce hizo que su corazón latiera con mucha más fuerza.
La conversación había durado poco más de un minuto pero ella había pronunciado una oración que peso en el más que un discurso de cinco mil palabras: “Ángel ¿tienes tiempo para vernos en el lugar de siempre?”.
Pese a que Ángel no se demoró prácticamente nada al bañarse y cambiarse, Alejandra ya se encontraba en el parque, sentada en esa banca que los había acompañado dos ocasiones ya. Se miraba hermosa, pero había algo e su mirada que lo inquieto pero por más que él la cuestiono no obtuvo ninguna respuesta, solo sutiles evasiones.
La tarde estaba un tanto fría, lo cual ambos aprovecharon para acercarse un poco más de lo normal. Alejandra fue la que dio el primer paso y sin previo aviso lo beso. El momento fue el perfecto, a Ángel se le detuvo el corazón y estaba seguro de que ella sentía exactamente lo mismo.
El tiempo junto a ella voló como nunca, pese a que aún no comenzaba a atardecer, Alejandra insistió en que tenía que irse y no permitió que la acompañara, se fue y lo dejo ahí sentado en silencio con una enorme sonrisa en su rostro. Después de un rato, él se levantó y se fue a su casa. No tenía ni idea de que ese maravilloso día estaba a punto de convertirse en un infierno.
Apenas había notado el transcurso desde el centro de la ciudad hasta su casa, pese a que el camión se encontraba completamente lleno, al punto de irse de pie todo el camino. Al entrar en su cuarto y quitarse el saco fue cuando lo noto; un pedazo de papel completamente arrugado y maltratado en una de sus bolsas. Lo que decía el papel lo regreso a la realidad de una manera tan brusca que se imaginó en un avión al momento de impactarse contra el suelo.
Ángel, estoy tan agradecida contigo, pues me hiciste sentir amada, pese a que apenas nos conocimos, siento que llegue a amarte y es por eso que hoy me despido de ti, espero que me olvides, yo no puedo seguir más en este lugar, por mi sangre corre un veneno que no puedo detener; no soy tan fuerte ni tan valiosa para este mundo.
Ángel muchas gracias por ser una luz en mis días. GRACIAS.

Justo al terminar de leer la nota sintió que su corazón se detuvo, ese beso fue una despedida, ¿pero qué es lo que hará Alejandra? Simplemente no le busco respuesta a todas las preguntas que a cada paso que daba se triplicaban. Cuando llego a la casa de Alejandra encontró todas las luces apagadas y las puertas cerradas con llave. Se detuvo un momento pero no para tomar aliento, ni siquiera se daba cuenta de que tenía la garganta seca y que su corazón estaba a punto de salir corriendo. Su mirada se clavó a través de la ventana. Una tenue luz se miraba por debajo de una puerta y una extraña mancha crecía por la fisura. No lo pensó dos veces y comenzó a trepar para llegar a la ventana de la segunda planta y al llegar su puño atravesó el cristal dejando caer pedazos por todas partes. Logro abrir la ventana y entrar a la casa, bajo las escaleras de tres pasos sin preocuparse por si tropezaba y abrió la puerta de la que corría ese fluido.

Al abrir la puerta encontró a Alejandra tendida en el piso, con el rostro pálido que resaltaba en medio de ese mar de sangre. Ya se encontraba inconsciente y pese a los gritos y bramidos de Ángel no reacciono. Ni siquiera recuerda el momento en que llamo a la ambulancia; pero estaba seguro que había sido él pues para cuando llego lo tenía apretado con tanta fuerza que su mano estaba totalmente entumecida.

martes, 3 de marzo de 2015

sangre

Capítulo 9
Ángel se encontraba confundido, algo en los acontecimientos que le acababan se suceder no le cuadraban, era como si una serie de sucesos al azar se hubieran alineados para formar una pesadilla. Una vez había leído que los sueños no son más que imágenes en nuestra mente, imágenes inconexas que nuestro cerebro lógico lucha por comprender por lo cual interrelaciona con más imágenes dando lugar a un collage de ideas que poco o nada tenían que ver, de ahí que en sueños podías estar en la playa tomando una piña colada y de pronto estar en la cima de una montaña jugando tenis. Pues precisamente eso creía que le había pasado este día, una mala pesadilla.
Aún se encontraba cubierto de sangre, pero no sabía si fuera suya o no, le dolían los nudillos pero no lograba notarse alguna herida de la cual hubiera brotado tanta sangre, el shock en el que se encontraba era tal que le impedía pensar de manera correcta.
Trató de tranquilizarse y hacer un recuento de lo que había sucedido: estaban en el parque, Alejandra lo había citado, hasta ese punto todo estuvo bien, ¿qué más había pasado? Se habían despedido, si, muy bien, el corrió hasta la casa de ella, sangre, mucha sangre.
La cabeza de lada vueltas, sentía que se desmayaría en cualquier momento y nada cobraba sentido, el doctor le había dicho que no se fuera que en un momento regresaría con noticias y para hacerle algunas preguntas, pero aun no sabía que le respondería, pues ni él estaba seguro de lo sucedido, no recordaba nada del trayecto de la casa de Alejandra hasta este lugar. Decidió recostarse en el piso un momento, no le importaba para nada como se miraría, de pronto le salto una pregunta a la mente ¿Qué hora es? Seguramente su mamá y su hermano deberían estar preocupados ya, justo cuando estaba por tomar el teléfono que al igual que su ropa, estaba cubierto de sangre seca, cuando se acercaron a él.
El doctor que estaba atendiendo a Alejandra y un policía un tanto joven estaban frente a él con el rostro preocupado e impasible, Ángel se asustó al ver las expresiones de sus rostros, se podía ver el peso de un largo día de trabajo en ambos rostros, pero él sentía que nada de lo que les hubiera pasado a esas dos personas se podía comparar a lo que había ocurrido el día de hoy.


martes, 24 de febrero de 2015

“TE TENGO”

Capítulo 8
La seguridad que tanto le estaba costando recobrar se desmoronaba de nuevo, sentía miedo asta de asomarse por la ventana. Había pasado los últimos días encerrada a conciencia con las puertas atrancadas desde adentro y pese a ello se sentía observada por un enemigo invisible, que la asechaba desde las sombras y que esperaba a que tuviera una equivocación más para atraparla del cuello y partirla en dos.
El día siguiente de su cita con Ángel en el parque y de haber decidido recobrar el control de su vida la despertó un fuerte golpe en su puerta de entrada. Entre dormida y despierta abrió la puerta con mucho cuidado solo para ver consternada una hoja de papel clavada a la puerta de madera bruscamente con una navaja de esas que se llevan en el bolsillo. Las dos únicas palabras que tenía escrita dicha hoja la habían menguado y torturado incluso más que la noticia del periódico. “TE TENGO” era un aviso y una amenaza, era además un presagio de su destino. Alejandra se sentía perdida, nadie, absolutamente nadie que la conociera sabía que ella se encontraba en ese lugar, ¿cómo era posible que la encontraran si ella se había esforzado tanto por no dejar rastro?
Cada mañana por los siguientes cinco días había recibido una nota similar e igual de consternaste para ella. En una ocasión había distinguido en la oscuridad una silueta de un hombre pero no estaba segura de sí había sido su imaginación. No se sentía segura ni de llamar a la policía e involucrar a Ángel en tal problema era algo que no deseaba.

Cada vez recibía más y más llamadas de Ángel que no se animaba a responder por miedo a involucrarlo en un peligro como ese. 
La comida del refrigerador estaba a punto de agotarse, y las alacenas de la cocina se encontraban llenas únicamente de polvo, no sabía que haría si su comida se terminaría, solo estaba segura de una cosa, su situación estaba a punto de terminar, ya sea porque ella saliera a afrontar su destino o que este entrara por ella, de cualquier manera ella solo miraba un posible desenlace: su muerte.

miércoles, 27 de agosto de 2014

CAPITULO 7. La noticia del periódico.

Se encontraba preparando su desayuno, para ella era extraño hacerlo, pues tenía mucho que no se sentía con ánimos siquiera de levantarse temprano, mucho menos de arreglar su casa, al vivir sola y presa de una creciente depresión su última preocupación era la de sacudir los muebles. Su alimento desde que había llegado a la ciudad consistía prácticamente en comida china y pizza, tal vez, gracias a su metabolismo o a la tristeza que la embargaba no engordaba ni un solo gramo. Pero hoy era distinto, el día brillaba para ella, sentía una fuerza que la impulsaba a seguir adelante, se sentía incluso capaz de enfrentar los fantasmas que tanto la habían torturado.
Se encontraba sumida en sus pensamientos cuando alguien tocando la puerta la regreso al mundo real, se acercó con cuidado, como si se tratara de algún maleante y miro por la mirilla. Simplemente no podía creerlo, solo alcanzaba a distinguir un enorme ramo de rosas, abrió la puerta conmovida y sorprendida.

-buenos días, con la señorita Alejandra- el joven repartidor con el rostro cubierto de acné juvenil sostenía un ramo de almenas dos docenas.

-sí, soy yo, muchas gracias- dicho eso, Alejandra tomo el ramo de rosas (estaba hermoso, y pesado) junto con la nota que traía y cerró la puerta. Busco una pecera alargada que tenía metida al fondo de un cajón que debió haber pertenecido a los anteriores dueños de la casa y coloco con cuidado y ternura el detalle de su admirador. Tomo la nota y una lagrima de emoción rodó por su mejilla:




Alejandra, ayer me comentaste que tu vida
no había sido sencilla últimamente,
espero que estas rosas perfumen tu hogar,
lo llenen de un aroma dulce y que te ayude
a mejorar un poco tu vida. Quiero que sepas
que si necesitas algo yo estaré a tu lado si me lo permites
este es mi número de celular: 6671246572.

QUE TENGAS UN EXCELENTE DÍA:
  Ángel

La nota de Ángel la había conmovido mucho, sentía que todo le daba vueltas, pero poco a poco logro tranquilizarse y se llenaba de energía gracias a las palabras que él le escribió a puño y letra.

Se había olvidado por completo del desayuno que dejo abandonado en la mesa lista para ser disfrutado. Tenía en sus manos un viejo periódico con la fecha del 27 de octubre del 2010 que guardaba en su maleta. Alejandra sentía como si pesara toneladas y el simple hecho de pensar en cambiar de página significaba un gran esfuerzo para ella pero estaba decidida a tomar las riendas de su vida, se acercó a la mesa, tomo asiento y como si se preparara para darse un enorme chapuzón tomo aire sintiendo el dulce aroma de las flores que le mando Ángel, eso la lleno de alegría y una sensación de poder la inundo de pronto.
Estuvo un rato ojeando las páginas del maltratado ejemplar del periódico, de pronto sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, encontró la noticia que estaba buscando. Ocupaba la página completa, en la parte superior se encontraba el titular en letras grandes negras: ACCIDENTE AUTOMOVILÍSTICO COBRA VICTIMA DE PAREJA.

Alejandra no pudo evitar sentirse un poco sola después de leer eso, pero continúo leyendo. LA NOCHE DE AYER A LAS 9:30 PM POR LA CARRETERA INTERNACIONAL MÉXICO 15 A LA ALTURA DE “EL ESTERO DE JUAN JOSE RIOS”, ALEJANDRO MUNJIA ACOSTA EMPRESARIO CON RESIDENCIA EN LA CIUDAD DE LOS MOCHIS QUE VIAJABA CON SU ESPOSA ESPERANZA ECHEVERRIA SANTOYO SUFRIERON UN FATAL ACCIDENTE QUE COBRARÍA SUS VIDAS… LAS PRUEBAS DE LOS PERITOS REBELAN PROBLEMAS MECÁNICOS… FALTA DE LIQUIDO DE FRENOS… UN ACCIDENTE PRODUCTO DE UN DESCUIDO. Ya no pudo leer más, arrojo al suelo el ejemplar, tenía una maraña de ideas, la noticia solo la hacía recordar el accidente de sus padres y el hecho de que ella no fue por que no estaba de humor de salir con ellos la desolaba demasiado, sentía que hubiera sido preferible morir al lado de sus padres.

El accidente que habían sufrido sus padres la había marcado de maneras que jamás podría haber imaginado y fue el comienzo del declive en su vida, pero al leer la nota del periódico no pudo evitar notar que los peritos pensaban que había sido un accidente producto del descuido de su padre. Su papá era una persona sumamente cuidadosa con todo lo que hacía, parecía sorprendente que no se diera cuenta de que su auto no tuviera líquido de frenos, las dudas que cada vez eran más la estaban agobiando sintió ganas de salir a pensar un poco y distraerse solo que por primera vez en mucho tiempo no quería hacerlo sola, fue por la tarjeta que estaba en la mesa y le mando un mensaje a Ángel que inmediatamente respondió como si lo estuviera esperando.

Se pusieron de acuerdo de verse en el parque donde se habían comido el helado el día que se conocieron, ella se arregló con más esmero que el habitual y salió de su casa, cada paso que daba lejos de ahí la liberaba un poco más de la pesadumbre de la noticia de la muerte de sus padres y la acercaba a Ángel.

En el camino pensó que aún necesitaba buscar al policía con que se topó el otro día aunque era consciente de que sería difícil dar con él en una ciudad tan grande y más sin tener un solo dato suyo. Pensó en estar alerta por si lo miraba de casualidad.

Ángel se encontraba en la misma banca de la última vez, su apariencia era un poco distinta se notaba que se había esperado un poco en verse bien para la ocasión. Al verlo Alejandra se sintió feliz.

-gracias por las rosas están muy lindas- dijo Alejandra acercándose para saludarlo con un beso en la mejilla

-¿enserio te gustaron?- era más bien una pregunta retórica- Me da mucho gusto que te hayan gustado temía que te asustaras y que no quisieras saber más de mil con eso de que piensas que te acoso. Quiero aclarar algo, esta vez tú me buscaste a mí.

Alejandra no pudo evitar reír, era una risa que la liberaba de todo el peso que traía. La conversación en el parque fue muy larga, pero para ellos el tiempo fue demasiado corto y deseaban quedarse más tiempo ahí, platicando de las cosas que les gustan, de lo que no y muchas cosas más, incluso el silencio entre los dos les sabia a gloria, pero ya estaba a punto de oscurecer y no era muy seguro quedarse.

Ellos no se percataron que en una banca no muy lejana se encontraba un hombre que tenía tiempo observándolos.

En otra parte de la ciudad un celular convulsionaba debido a la vibración de un mensaje entrante que decía:

La encontré. La seguiré con cautela.

 Ahora si no se salva.

viernes, 22 de agosto de 2014

CAPITULO 6. La visita

¿Cómo me encontraste? la pregunta de Alejandra  tenia doble intención, por una parte la curiosidad y admiración que le ocasionaba ver a Ángel aún sobándose el trasero después de la estrepitosa caída que sufrió apenas un minuto atrás y la desconfianza general hacia las personas que no se podía apartar de ella tan fácilmente.

Pues ¿Cómo te lo digo? No fue nada fácil, de hecho estuve a punto de renunciar pero en verdad quería verte de nuevo después de lo que había pasado se sentía más seguro que la última vez que la había tenido de frente lo cual se reflejaba en su voz y en su manera de hablar un poco más relajada.

¿y cómo para qué?- Alejandra se dio cuenta al instante que había sonado demasiado dura, lo noto en el rostro de Ángel que reflejo desilusión, inmediatamente trato de suavizarlo- no, no me lo tomes a mal, es solo que, vamos, fue algo sorpresivo y atemorizante verte tan de pronto encaramado haya arriba como un temible acosador.

Ángel estaba confundido, adolorido y agotado después de la búsqueda. Es verdad la manera en que se presentó ante ella no había sido la manera incluso fue peligrosa, además lo único que tenía para defenderse era que en verdad sentía unas ganas indescriptibles de verla y de hablar con ella, lo cual lo había llevado a esta situación.

Discúlpame en verdad no quería asustarte ni darte esa impresión, ni mucho menos arriesgar mi vida, solo quería sorprenderte, y no sé, tal vez invitarte a cenar la seguridad que sentía en sus palabras hace un momento fue desapareciendo poco a poco mientras pronuncia esa última frase hasta convertirse en un pequeño susurro, que aunque débil logro llegar a su destinataria.

Alejandra escucho la tierna propuesta de Ángel disfrazada de disculpa y al instante una tormenta de sentimientos encontrados se desato en su pecho, por una parte en verdad, al verlo ahí con un brillo suplicante en sus ojos y realmente apenado por la situación le embargaba una ternura indescriptible, por otro lado esa sensación de inseguridad que la acompañaba a todas partes como una oscura nube que la apartaba de los rayos del sol, que la mantenía fría a su entorno, que había tornado su vida insípida y en tono sepia, pero al ver a Ángel ahí su corazón latía más fuerte, no por miedo, sino por emoción, una emoción desbordante que amenazaba con salirse de control, pero ella no podía darse ese lujo, era peligroso para ella y tal vez para él, además no podía confiar en nadie, aunque su corazón le dijera que Ángel es digno de confianza sin pedir cuentas a cambio.

Discúlpame Ángel… no, no espera, no me lo tomes a mal… no puedo salir contigo, no es que no quiera, en verdad, es muy difícil de explicar, mi vida no es nada sencilla y no quiero abrumarte con ella, es mejor que no estés cerca de mí—es lo más sincera que podía ser.

Para Ángel esa fue una estocada sutil pero dolorosa en el corazón, aunque iba preparado mentalmente para esa respuesta.

Está bien, pero almenas déjame contarte cómo fue que te encontré—Alejandra se dio cuenta de que lo que quería era platicar con ella así que decidió seguirle el juego.

Muy bien, pero déjame traer unas sillas para sentarnos, espérame aquí, no te vayas a ir— dicho esto entro en la casa y un tiempo después regreso con un par de sillas, tiempo que Ángel dedico a terminar de sobarse y preparar su relato.

Muy bien Angelito, he regresado ahora sí cuéntame todos los sucios detalles de tu maléfico plan— Alejandra era tan seria y sincera al hablar aun cuando estaba bromeando.

Está bien, está bien, emm… bueno creo que ya sé por dónde comenzar, primero, deja de mirarme así, me pones nervioso—

Bueno, bueno si quieres cierro los ojos—al momento se tapó los ojos en un gesto exagerado.

Lo curioso de la situación y Ángel se percató de ello en un instante era que a pesar de la negativa de Alejandra para salir a cenar con él se mostraba muy cómoda bromeando, pero siempre parecía como si se esforzara, lo confuso era averiguar si se esforzaba por no bromear o por hacerlo.

No es necesario, mírame todo lo que quieras, pero no te enamores, aun- dejo escapar ese “aun” con un tono de amenaza disfrazado de picardía que cumplió su cometido por que aun con el rostro tapado se notó que Alejandra se ruborizaba—comenzare pues, estaba sentado en mi laboratorio secreto esta mañana, armando un plan para acosarte…

Espera, ¿en verdad tienes uno?—lo interrumpió bromeando Alejada.

Que chistosita, obvio que tengo uno, ¿acaso no deben tenerlo todos los acosadores malvados?—

Muy bien ya entendí, discúlpame por desconfiar de ti, es solo que, bueno es…

Eso es lo que quería escuchar, si lo sé, te interrumpí, considéralo una dulce venganza por interrumpirme a mí, ahora si comienzo. Después de que nos miramos aquel día por accidente dos veces, no he podido dejar de pensar en ti, me apena admitirlo, e incluso me da miedo que desconfíes de mí, bueno, que desconfíes más de mí, sé que me estoy volviendo extraño, pero a mi defensa quiero decirte que causaste una muy buena impresión. No sé cómo explicártelo—Alejandra no quiso interrumpirlo, ni decir nada pero en el fondo, sabía lo que Ángel trataba de explicar, ella misma lo estaba sintiendo—creo que me gustas, no te asustes, hay… espera es precisamente por eso que quise verte, no podía dejar de pensar en ti, y decidí salir a buscarte para conocerte, no quiero ilusionarme con un ideal de quien puedas ser, quiero conocerte y que me conozcas, pedirte la oportunidad de que seamos amigos y si las cosas se dan pues que mejor, pero si no, seamos amigos, dices que tu vida es difícil, permíteme ayudarte, apoyarte, podemos platicar, aunque no lo creas soy bueno escuchando.

“bueno, veo que te estoy incomodando mucho, y no quiero mejor te cuento como llegue aquí, me subí al mismo camión en el que coincidimos aquel día, bueno a la misma ruta, y calcule más o menos donde te habías subido tú, y rogándole mucho a Dios porque me ayudara a encontrarte, aunque parecía imposible hacerlo pues no tenía la certeza de nada absolutamente—Ángel se dio cuenta de que llevaba mucho hablando pero continuo—entonces después de mucho caminar y estando a punto de rendirme te mire, sentada junto a la ventana de la segunda planta, te mirabas muy linda, pensativa, y quise sorprenderte, pensé que te agradaría verme tanto como a mi encontrarte, así que fui con la señora de enfrente que estaba regando sus plantas y le pedí que me vendiera una de sus rosas, fue muy amable, me la regalo por cierto. Entonces me acerque despacio a la ventana y comencé a trepar para acercarme a ti, jamás me imagine, por la mente me paso que asustarías y me darías tremenda cachetada que me arrojaría desde la segunda planta hasta el suelo, ahora que lo pienso fue muy estúpido subirme así, discúlpame por asustarte, en verdad estoy muy apenado, creo que ni siquiera debí haber venido hasta aquí, fue absurdo—en la voz de Ángel se notaba una pena real. Alejandra soltó una carcajada sonora que hizo que Ángel fuera ahora el ruborizado.

Discúlpame Ángel pero es que me da risa el hecho de que te disculpes por verme asustado, siendo que yo fui quien casi te mato, además ¿te cuento un secreto?—eso se escuchó en un tono de complicidad, al parecer Alejandra guardaba muchos secretos.

Claro, dime para eso están mis oídos-- dijo Ángel en tono cómplice.

Tu llegaste a rescatarme, mis pensamientos últimamente no han sido lo más favorables, y francamente me la paso deprimida, excepto cuando estas tu cerca, mira, me has hecho soltar una carcajada, caray, tenía meses que no me reía, discúlpame por ser tan grosera contigo Ángel—sentía que debía corresponder de alguna forma la sinceridad de Ángel, pero no podía contarle todo.

La visita sorpresa de Ángel se había extendido hasta entrada la noche, y había impregnado a Alejandra de una nueva energía, que la estaba impulsando a retomar las riendas de su vida que se encontraba fuera de cause, ya no le molestaba la soledad de su casa, no le molestaba esa gotera necia del lavabo, y por primera vez en mucho tiempo durmió como un bebe.

Al despertar sonrió como nunca lo había hecho sobre todo, por darse cuenta de haber despertado después de un hermoso sueño en el que estaba Ángel, que la levantaba del suelo, que le ayudaba a sacudirse, le tendía una mano cálida y le daba un vaso de agua fresca que la lleno de vigor, de salud, de vida.

Ese sueño para ella era muy especial, no solo porque era el primero que tenía en mucho tiempo, sino que la impulsaba a seguir adelante, sabía que no sería nada fácil, que incluso tendría que sufrir mucho más para lograrlo pero se sentía dispuesta a soportarlo, porque ya no se sentía sola. Lo primero que tenía que hacer y ella lo sabía, pues estaba segura de quien la podría ayudar, era buscar a ese policía con que se había topado días atrás, por algo había reconocido su voz, estaba claro que él había estado aquel día en su casa, solo esperaba no equivocarse.


este no es un capitulo... HABLANDO DE ÁNGEL

El verdadero problema para ángel no estaba en enamorarse, sino en su forma desbordada de hacerlo. Para él amar es lo mejor que le puede suceder a una persona en la vida, si bien, en ocasiones ese amor es difícil de conseguir por motivos ajenos a la pareja es algo por lo que vale la pena luchar y dejar el alma descubierta en el proceso, porque a sus ojos la forma más pura de demostrar el amor es luchando porque ese amor crezca a cada segundo un poco más sin importar lo que se tenga que hacer ni a donde se tenga que ir.

Esa manera de pensar le había costado algunos conflictos en el pasado, ni hablar de las veces que le habían roto el corazón, lo cual lejos de desanimarlo a buscar a la persona correcta para amar (por que no se puede entregar el amor a cualquier persona) lo impulsaba a cada vez entregar su corazón y su alma como si fuera la primera vez que se enamoraba. Y siempre siendo quien más entejaba a sus relaciones era quien más aprendía al final.

viernes, 8 de agosto de 2014

La mirada detrás de la tragedia.

-primero que nada tranquilízate- dijo con el tono más serio que tenía. Pero en su mirada se dibujaba la desesperación, esa desesperación que solo conoce un hombre que ha perdido lo más valioso de su vida.
-cómo quieres que me tranquilice? ella está aquí- los nervios y el coraje eran tan fuertes que su rostro estaba de un tono rojo mientras que una vena en su cuello amenazaba con reventar. Ya había dejado el uniforme de policía de lado y se encontraba en la sala de su casa gritándole al teléfono.
¿Cómo sabes que es ella? ¿Por qué estás seguro? -Los años lo habían enseñado a permanecer sereno y tranquilo incluso ante situaciones sumamente adversas, su trabajo lo exigía, estar alerta para cualquier emergencia era necesario. Es verdad que no había tenido una vida fácil, que le había tocado sufrir lo suyo pero voy a sus casi 50 años no eran nada de extrañarse que fuera el quien tratara de tranquilizar a su compañero. Aunque él estaba más al tanto de la situación que su joven amigo.
¿La estudiamos lo suficiente como para poder reconocerla y más cuando choca de frente contra mí, me crees tan estúpido?- cada vez se encontraba más frustrado y su voz era el síntoma más notorio- ¿sabes qué? Ya me harté de hablar así, no me importa lo que pienses te iré a ver más vale que me abras la puerta o la destrozo de un balazo.
De la bocina no salio más sonido a excepción del tono de colgar y un silencio casi total lo envolvió en su consultorio que se encontraba a media luz pues estaba a punto de irse a casa cuando la llamada de su amigo lo detuvo, ahora tenía que esperar a que ese “montón de músculos” llegara ahí envuelto en cólera y frustración.
Una extraña y moribunda sonrisa se dibujó en su rostro, era extraña y desencajaba completamente con el contexto de la escena y sobre todo con su estado de ánimo, pero tenía que practicar su mejor cara de póker su quería tranquilizar a su colérica visita próxima en llegar. Más importante aún, tenían que averiguar que estaba haciendo ella en la Culiacán, ¿de todos los lugares en los que se podía ir a morir por que escogería este justo lugar?

Eran muchas las preguntas que cruzaban pos su cabeza y se agolpaban al mismo tiempo en sus pensamientos tratando de darle sentido a él retazo de historia que tenía en su memoria con los nuevos datos y los mil cuestionamientos que recién se habían agregado, pero un gran golpe en la puerta lo despertó de su ensimismamiento y lo trajo de nuevo a la realidad, la puerta sonó de nuevo y se levantó a abrirle a su compañero, estaba completamente seguro que la conversación que se avecinaba lo exprimiría física, mental y emocionalmente.